Intento llenar agujeros negros con confeti, al menos intentar llenar de colores lo que mi caos va destruyendo definitivamente. Me pierdo en silencios que gritan desesperadamente un cambio hacia la oquedad definitiva. Voy dejando migas por la inmensidad de una red de almas que piden ser, estar y poder encontrar aquella promesa perdida en el Edén por comer aquella manzana. Pagamos un precio muy prorrogado en el tiempo y con un interés que clama al mismísimo Trump, ese semidiós implantado por su ego capitalista e inhumano... Me queda ya muy poco pan en los bolsillos y dudo ya que tenga suficiente para llegar hasta el Mago de Oz para pedirle, como Dorita, que me devuelva al hogar, dulce hogar y dormirme por fin al calor de la chimenea, "forever and ever, again".
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