Me acuesto, cierro los ojos e imagino un día nuevo, sin este peso... sin esta carga que no entiendo y que me está hundiendo en un fango que, si se seca, me tendrá inmóvil. Pero sé que será en una tierra yerma, donde solo crece el silencio, y que será regada por los seres que me han amado. Me levanto día tras día con un cansancio exhausto, crónico. Me arrastro a hacer cosas que me apasionaron y pierdo el interés a la milésima de segundo y, después de una eternidad intentando despertar un ápice de energía positiva, mi agotamiento me arrastra de nuevo al catre y me envuelve en una ensoñación con máscara de "olvida la realidad"...
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