Miro a través de la ventana y veo hermosura, naturaleza llena de vida. Pero no es mi vida; la mía está vacía y ya descubrí cuál o qué es lo que llenará tal agujero de desazón...
Suena bastante radical, poco ético, moral o quizás de una mente sana. Pero qué hay de saludable vivir con un peso en el corazón y el alma, que ahoga, que oprime tanto que no se siente como una vida, sino como una condena que no debería sentir ningún ser humano, cuyo único crimen cometido fue nacer.
Cierro los ojos y descanso; se termina de golpe ese infierno y surgen otros mundos en sueños que te liberan. Pero vuelvo después del sueño y vuelve a engullirme el agujero negro. Me siento más muerto que vivo y este sentir es peor que ser engullido por la nada y pasar a ser recuerdo de los que bien me quisieron. Y solo a ellos les debo el seguir con este escarmiento que el destino me agasajó para mi crecimiento o decrimento personal.



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