Hace años que Vicente Taléns ya no existe como tal...
Aquella persona que tenía sueños, un futuro por delante y un sinfín de proyectos (quizás demasiados para una mente poco común)... aquel ser humano se ha esfumado a no sé qué país de oscuridad y se ha convertido en un ser amorfo y ridículo cuyo fin, claramente, es el fin.
Cada mañana despierto con una dura sensación de vacío, que intento llenar con las cosas que en el pasado eran significativas (quizás demasiadas para una mente poco común). Me levanto con toda la intención de comenzar a crear de nuevo ese hoy ilusionante, ese presente sin apatía que me lleve a un mañana con un poco de color. Sé que eso que pretendo (que no deseo) no se construye de un momento para otro. Sé que todo es empezar... Sé que no sé nada y no entiendo a este pobre corazón que se rompió por completo hace casi un año y se detuvo en un paraje que parece no tiene retorno. Son demasiados años dejándome llevar, siendo arrastrado por una corriente cuyo destino no vislumbraba como el correcto para una mente poco común. Hace años, me apalanqué en una balsa que me ha mantenido a flote, pero no sentía que me estuviera salvando de mi desazón, esa autodestrucción en la que me estaba enterrando.
Sé que nadie me lee y a nadie le va a importar que me esfume o no de este plano terrenal. No sé qué será de mí en el momento que cruce el umbral y permita que la dama blanca me lleve a su nido nupcial, ese con el que viene seduciéndome desde tanto tiempo atrás, que ya no recuerdo ni cuándo fue su primera vez. Recuerdo una de las veces que le dediqué uno de mis malísimos poemas allá por el año 1991 y no fue el primero con el que describiera mi verdadera esencia y deseo.
* Dime, pues, blanca y esbelta dama, por qué no me acoges en tu fría cama.
Así terminaba aquel cutre poema que vislumbraba mi sentir más profundo y mi proyecto más anhelado (quizás demasiado para una mente poco común).



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